viernes, 29 de octubre de 2010

Una psicoterapia corporal hedonista



Por Miguel Angel Pichardo Reyes

La psicoterapia corporal es posible caracterizarla, fuera de los lugares comunes, como una psicoterapia hedonista. Para muestra me remito a mi “conversión psicocorporal” allá por 1994, cuando descubrí mis bloqueos energéticos expresados en mi coraza muscular y caracterológica, en el entendido de que estos aspectos de mi personalidad se visibilizan a través de mis defensas y mis relaciones objetales. Propio de mi formación cristiana, más bien insensible al cuerpo en pos de una mente etérea, la culpa y la ansiedad dominaban (y creo que aún lo siguen haciendo) el campo de la excitación corporal, en concreto, la experiencia del placer de órgano. De esta forma, la psicoterapia corporal a la cual me sometí fue realmente una emancipación somática que me abrió a la irreductible experiencia del placer, más allá y a pesar de la culpa y la ansiedad. Cabe decir que no existe una emancipación total, esto es, una “cura” completa, pero sí una reestructuración de la experiencia sentiente y sus registros simbólicos. La “cura” se acento, pues, en la apertura interpretativa del placer, puesto que estuvo dominada por la castración neurótica de una religiosidad platónica, después de lo cual se me abren las multiplicidades de interpretación de las excitaciones corporales.

El placer, y en particular, la capacidad de “disfrutar el placer” (porque paradójicamente es posible “padecer el placer”) se convirtieron en un objetivo psicoterapéutico para alcanzar la llamada salud mental. Efectivamente, hoy, después de 16 años suscribo este criterio de sanidad mental, puesto que la neurosis, o cierto tipo de neurosis (pues también existe neurosis en ciertos tipos de placer: el placer del sufrimiento, de la victimización, de la autodestrucción, etc.) se centra en el bloqueo de la búsqueda de esta experiencia, arrastrando al sujeto a los caminos congestionados de la pulsión de muerte. De aquí que placer y vida vayan de la mano, y represión y muerte representen la otra cara de este complejo neurótico.

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