martes, 6 de marzo de 2012

La trinidad clínica: diagnóstico-pronóstico-tratamiento



La trinidad clínica: diagnóstico-pronóstico-tratamiento
Por Miguel Angel Pichardo Reyes 

El inicio de un Análisis Reichiano es básicamente una prueba de resistencia para el paciente, pues el dispositivo analítico da inicio a través de una serie de sesiones iniciales donde se pone en marcha todo el bagaje clínico que posibilita saber el lugar simbólico del paciente. Es se lleva a cabo a través de la trinidad clínica: el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento.

Las sesiones de diagnóstico supone un proceso que inicia con una entrevista inicial, momento de escucha de discurso verbal y corporal del paciente; primera impresión clínica sobre la demanda del paciente. La segunda sesión corresponde a llevar a cabo la anamnesis, la historia clínica, desde su gestación, pasando por la infancia y la adolescencia, hasta la situación actual. En la tercera sesión se lleva a cabo una exploración clínica, la cual permite evaluar estado mental, cognición, autoconcepto, comportamiento, afectividad, factores de riesgo, factores protectores, vínculos, signos físicos, síntomas somáticos, así como realizar su Cartografía Caracterial (estructura clínica, temperamento, constitución, patrón de alteración somática, estructura de carácter, rasgos de personalidad, caracteropatías y mecanismos de defensa). Para esto se realizan preguntas concretas e instrumentos clínicos, lo cual permite descartar o confirmar problemas psicológicos no psiquiátricos hasta trastornos clínicamente significativos.

La cuarta y última sesión es fundamental, pues el clínico expone de forma comprensiva y didáctica el informe del diagnóstico, presenta el pronóstico y propone un plan de tratamiento. El pronóstico se determina de acuerdo a los siguientes criterios: estructura clínica (incluye prueba de realidad y mecanismos de defensa), gravedad de la sintomatología, conciencia de enfermedad, y nivel de actividad global (funcionalidad y adaptación). En este caso el pronóstico puede ser favorable, reservado o negativo.

El tratamiento puede ser de tres tipos: contención en crisis o psicoterapia de emergencia, psicoterapia corporal breve, y psicoterapia corporal profunda o estructural. La modalidad de estos tipos de psicoterapia pueden ser individual, de pareja, grupal o familiar. Normalmente la psicoterapia en crisis suele durar de dos a seis sesiones, sin realizar el proceso de diagnóstico descrito anteriormente, más bien se suele realizar una impresión diagnóstica durante la primera sesión, especialmente para confirmar o descartar estados psicóticos transitorios, disociación, suicidio, agresividad e impulsividad.

Las psicoterapias corporales breves son focalizadas y se estructuran de acuerdo a una jerarquía de los síntomas, malestares o trastornos, por ejemplo; reacciones ansioso-depresivas, trastornos de adaptación, conflictos psicosociales, trastornos de la alimentación, ataques de pánico, trastorno de angustia, etc. Esto permite priorizar el foco de atención, diseñando un plan de tratamiento de doce sesiones (tres meses) para atender estos malestares. Dependiendo del paciente y sus malestares, es posible que se realicen más de un tratamiento, realizándose en promedio de 4 a 6 tratamientos (de un año a un año y medio) por paciente.

La psicoterapia corporal profunda o estructural, o propiamente el Análisis Reichiano, es una modalidad que no tiene como foco un síntoma o trastorno, más bien el acento se pone sobre la estructura de carácter, lo cual permite realizar una labor de arqueología profunda, siendo un proceso de autoconocimiento y sanación que suele durar dos años en promedio, de una a dos sesiones semanales.

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