martes, 21 de agosto de 2012

Análisis bioenergético de la respiración



Análisis bioenergético de la respiración
Por Miguel Angel Pichardo Reyes

En el Análisis Reichiano la función de la respiración cumple un papel clínico sin precedentes, pues ella es la vía regia de acceso al inconsciente neurovegetativo. La respiración del organismo subjetivado es material susceptible de ser estudiado y analizado, esto es, de ser observado y articulado dentro un encuadre clínico, en este caso, de una clínica bioenergética de la respiración. Con esto queremos decir algo sumamente original de Reich, esto es, que la respiración tiene una importancia clínica en el estudio y tratamiento de las estructuras caracteriales, y en particular, de las corazas caracteromusculares. Esto es así pues la respiración cumple una función dentro de la economía sexual, debido fundamentalmente a que ella es la reguladora de la bioenergía organísmica.

Una de las primeras labores dentro del encuadre clínico bioenergético consiste en observar y analizar la respiración, integrando estas observaciones en el marco de una cartografía caracteroanalítica. Esto es de suma importancia, pues la respiración variara de acuerdo a la economía sexual de la estructura clínica y de la organización caracterológica. Es así como podemos hablar de una respiración neurótica, otra fronteriza y otra psicótica, y a su vez es posible diferenciar la función de la respiración dentro de la economía bioenergética de los subtipos caracteriales, mórbidos o no. No es posible ni deseable realizar análisis de la respiración de forma aislada, como única variable de observación, y que de ello se desprenda una impresión clínica. De esta forma la respiración se encuentra orgánicamente vinculada a toda la expresión neurovegetativa y neuromuscular del organismo subjetivado.

El análisis de la respiración forma parte del análisis del carácter, y este a su vez de la concepción paradigmática construida por la Orgonomía Funcional de Wilhelm Reich. No es posible desvincular una cosa de la otra, pues el análisis del carácter ofrecerá la matriz sobre la cual se inscribe, encripta e incrusta la particular expresión respiratoria del organismo.

La respiración puede ser caracterizada como el flujo bioenergético de expansión y contracción que permite mantener la vitalidad del organismo. Aunque esta función es conocida, lo es menos su función bioenergética, y dentro de esta, la incrustación de improntas o memorias corporales de defensas contra amenazas internas y externas. La respiración no es una función natural, es una función neurovegetativa circunscrita por la cultura, en particular, por la cultura represiva de la sexualidad y abyectora del cuerpo.

La respiración es una función neurovegetativa, pero es modificada y alterada por la cultura que impone ciertos patrones de respiración que determina la economía bioenergética, limitando la respiración, el movimiento y la expresión emocional, imponiéndose así una separación esquizoide entre la vida del cuerpo y la mente racional.

Podemos hablar de una modificación cultural de la función neurovegetativa de la respiración, modificación que se inicia desde la vida intrauteria y que va almacenando memorias corporales en los flujos y pausas de la función respiratoria, la cual generará resonancias en toda la disposición neuromuscular. Estas memorias corporales o improntas neurovegetativas, son experiencias biográficas de defensas primitivas frente a amenazas externas que fueron incorporadas como patrones de sobrevivencia biológica, aún antes de la formación de una estructura psíquica primaria o arcaica. Sobre estas improntas neurovegetativas se irán erigiendo estadios subsecuentes de organización bioenergética que se expresará en movimientos corporales, ya sea limitando o expandiendo, neutralizando o bloqueando el flujo bioenergético, y con esto la precondición económica para la arquitectónica subjetiva.

Todo análisis bioenergético de la respiración nos remite a incrustaciones bioenergéticas primitivas en el desarrollo y maduración ontogenética, que perduran en la actualidad en forma de actitudes o movimientos neuromusculares involuntarios de la coraza caracterológica, significando complejos conflictos inconscientes bioenergéticos no resueltos.

Es posible observar esto con los pacientes echados sobre el diván reichiano, solicitándoles que realicen ciertos ejercicios de respiración forzada durante un tiempo considerable, los cuales, tarde o temprano (y dependiendo del nivel de disociación o escisión que presenten) expresarán los conflictos bioenergéticos subyacentes relacionados con experiencias tempranas de sobrevivencia, muchos de ellos datados durante la vida intrauterina, el nacimiento, o los primeros dos o tres años de vida.

La respiración es pues, el síntoma bioenergético de la coraza caracteromuscular, expresión de conflictos subyacentes de sobrevivencia, modo concreto de regulación del organismo para adaptarse a demandas sociales tempranas, que poco a poco va configurando actitudes neuromusculares defensivas inconscientes que se inscriben en el tardío aparato psíquico, alterando o limitando la economía sexual, y definiendo con esto el tipo de estructuración clínica.

Existe así una relación entre la función respiratoria y los segmentos de la coraza muscular, pues estos últimos son el mapa de la estratigrafía de la maduración libidinal ontogenética, y es en ella que se pude realizar una lectura de las defensas, la etapa y el bloqueo, dando lugar a complejas cartografías bioenergéticas de la respiración y los bloqueos segmentarios.


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