Mística de
ojos abiertos:
conciencia
cósmica y lucha social
Por Miguel
Angel Pichardo Reyes*
La
urdimbre del cambio energético planetario profetizado ha despertado una ola de
prácticas que aseguran el tan esperado cambio cósmico. Muchas de estas
prácticas suponen acciones sumamente valiosa, el rescate de tradiciones a
puntos de la extinción, organizaciones de redes de meditación, abundancia de
talleres de sanación y transformación interior. Muchas personas van abandonando
el campo de las religiones institucionales para refugiarse en el amplio mundo
de la ecoespiritualidad, de la sabiduría sagrada, de la iluminación directa, de
los propios sacramentos colectivos y cotidianos.
Sin
embargo muchos de los y las líderes o exponentes más reconocidos apelan a una
espiritualidad comprometida con las causas ecológicas, con la construcción de
la democracia, la paz y la noviolencia, muchos de ellos de hecho son activistas
en contra de la tortura, a favor de los derechos humanos. Los y las místicas de
hoy se internan en grupos y organizaciones sociales, luchan codo a codo con
personas de izquierda, con anarquistas, con altermundistas, con libres
pensadores. Son los místicos de ojos abiertos, quienes no conforme con el
discurso del cambio planetario se ensucian las manos y los pies en comunidades
indígenas, exponen su seguridad en suburbios marginados, aterrizan su
espiritualidad en el otro concreto de carne y hueso, viviendo la compasión no
en una habitación aislada, sino en aquellos lugares donde se debate la vida y
la muerte, la justicia y la injusticia.
Los
místicos de la Nueva Era, de la Era de Acuario, quienes profetizan un cambio
cósmico, un cambio de conciencia, no esperan sentados, orando y meditando el
susodicho cambio, son conscientes de que dicha acción por si sola no sucumbe un
sistema político o una estructura social jerarquica, y que es necesaria la acción
directa por medios noviolentos, lo cual supone organizarse, salir a las calles,
involucrarse.
El
yogui, la danzaterapeuta, el acupunturista, la biomagnetista, el budista
urbano, la activista tantra, el orgonterapeuta, la canalizada, el neochaman, la
dietoterapeuta, el vegetariano, etc., no son agentes aislados en sus esotéricas
prácticas individualistas, sino que llevan la kabalah, el yoga, la kundalini,
la danza sufí, a ramtha, a la luz violeta de Saint Germain al compromiso por un
cambio material, a la lucha por la justicia, a la transformación de prácticas
cotidianas en las relaciones de género.
Los
y las falsas profetas, siempre habrá y siempre abundaran. Abonan a la
parálisis, a la atomización, a cierto apartheid, a verse el propio ombligo y a adorar
al gurú. Los falsos profetas de la Nueva Era, de la Iglesia institucional o de
cualquier otro espacio social son quienes parcializan la realidad en nombre de
lo holístico. ¿Acaso una mística holística no integra la dimensión social,
material, política y económica? ¿Que diría Jesús del sistema patriarcal, que
diría Krishna del la injusticia social, que diría Buda de la represión
política, que dice la Kabalah de la violencia familiar, que dice Ramtha del
abuso sexual, o las runas sobre el cambio climático, y los neochamanes sobre la
discriminación racial?
La
seriedad de esta espiritualidad de la Nueva Era consiste, como diría Ken
Wilber, en una conciencia sin fronteras, sólo que las fronteras sociales y
políticas se desdibujan en una visión endulzada de la realidad, y solo
asumiendo una visión crítica y politizada es posible integrar una mística de
ojos abiertos que supere los límites mistificadores de ciertas espiritualidades
adormecedoras, atomistas e ideologizadoras.
*Psicólogo social, psicoterapeuta
corporal, víctimólogo y psicotraumatólogo. Director de Curar el Trauma y de
AlterSoma. Escuela Libre de Psicoterapia Corporal.
https://twitter.com/curareltrauma
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