martes, 7 de febrero de 2012

El trauma energético de la emancipación




El trauma energético de la emancipación
Por Miguel Angel Pichardo Reyes

La Emancipación Somática no es una metáfora, y aunque se articule en la palabra, se encuentra más acá de ella, digamos que en su propio fundamento material; en el núcleo energético del cuerpo. De esta forma, emancipación no es otra cosa que el acto radical de liberar la energía ligada que supone la parálisis y el status quo. La emancipación es una ruptura, un quiebre, digámoslo así, un trauma energético. Aquí, no hablamos solo de la emancipación del cuerpo, sino de la emancipación social, política, ideológica, sexual, económica, moral, pero sobre todo, sintéticamente, hablamos de la emancipación de la vida. Trauma que rompe con las cadenas, defensas o corazas que contienen y oprimen esa energía vital, que no es sino energía sexual, reproductiva, creativa. Trauma energético y revolución social son dos dimensiones de un mismo acto de emancipación.

La aproximación bioenergética de Wilhelm Reich al cuerpo no se asimila a la cosmovisión bioenergética de las terapias alternativas, pues ahí donde estas buscan “armonizar” la energía, Reich busca “liberarla”. Esto supone una gran diferencia, pues la armonización no supone una crítica a las fuerzas que oprimen o luchan en el campo social, más bien, mantienen el status quo de la estructura social que posibilita dichos bloqueo bioenergéticos. El desbloqueo bioenergético reichiano apunta a una crítica ideológica de los reguladores económicos de la energía, esto es, no sólo busca liberar dicha energía, sino emanciparse de las estructuras organizadoras de dicha energía. Esta visión crítica nos lleva a desplazar los sistemas energéticos, desde el organismo viviente, pasando por la intersubjetividad organísmica, hasta el amplio organismo social. De aquí que toda psicología clínica sea una psicología social, y que todo desbloqueo bioenergético del organismo apunte hacia una emancipación bioenergética de las estructuras sociales.

Dentro del análisis reichiano de la bioenergética se encuentra la formación del inconsciente a partir de la represión social, orquestada a través del subsistema social familiar, de la diada parental y en el marco de la interacción bioenergética en los vínculos de apego, de esta forma, será la moral familiar el vehículo ideológico de la dominación. La exposición del organismo subjetivado y vulnerable a estas fuerzas energéticas lo lleva al campo de la domesticación, proceso de sujeción y subjetivación, apuntalamiento en la constitución del aparato psíquico, significante que entreteje la trama bioenergética del organismo existencial. La organización social ideológicamente determinada es una máquina deseante productora de subjetividad, y esta producción inocula sus mecanismo de dominación en el aparato psíquico, fundamentalmente en la instancia superyóica, configurando con esto un conflicto intrapsíquico, basamento neurótico de la represión, la frustración, el miedo y la obediencia.

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