Psicoterapia corporal y curación chamánica
Por
Miguel Angel Pichardo Reyes
En memoria de “el ronco”
Robles, misionero jesuita en la Tarahumara.
Un misionero psicoterapeuta
Entre el 2006 y el 2007 pase aproximadamente un año como
misionero en la Sierra Tarahumara, esto lo viví como parte de una experiencia
de prenoviciado antes de ingresar como novicio jesuita. Durante este tiempo
pude acercarme a la cultura y a la vida del Pueblo Rarámuri, nación indígena
que habita en Chihuahua, y que se ha caracterizado por ser un pueblo fiel a sus
tradiciones y por haber resistido a la invasión y dominio de los españoles. Yo
viví en una comunidad que se llama Samachiki, y desde ahí realizábamos un
recorrido de aproximadamente medio día hasta la comunidad de “los gavilanes”,
que siguen siendo una de las comunidades más aisladas y con menos contacto con
los “chabochis” (los blancos mestizos). Nuestra labor no fue imponer la fe o
cambiar sus costumbres, muy al contrario, nuestra misión era conocer su lengua
y su cultura, y colaborar a que preservaran y valoraran sus ritos, tradiciones,
fiestas y creencias.
La curación ecosistémica del chamanismo rarámuri
En la gavilana contábamos con una familia rarámuri que
nos acogía, y poco a poco pudimos darnos cuenta de que el padre y la madre de
esa familia eran “Owirúames”, esto es, chamanes curadores. El contacto tan
cercano que tuvimos con esta familia me ayudo no solamente a enriquecer mis
conocimientos y ampliar mi perspectiva, sino que me ayudo a replantear los
fundamentos de mi estilo de vida. Un aspecto de las vivencias y experiencias
que pude compartir con esta comunidad rarámuri, fue la de comprender la visión
que tienen sobre la salud. Mientras para nosotros los mestizos occidentales la
salud tiene que ver con una cuestión orgánica e intrapsíquica, para los
rarámuris tiene que ver con una especie de desequilibrio de orden cósmico, esto
es, la enfermedad se da como consecuencia de un agravio a la comunidad, a
“Onoruame” (Papá Dios), a la naturaleza, a los antepasados. La forma de
realizar una “curación” se lleva a cabo de un ritual comunitario presidido por
el owirúame (chamán), quienes volvían a integrar a la persona en su comunidad y
reconciliaban a toda la comunidad con Dios, con la naturaleza y los
antepasados, compartiendo la comida, rezando, bailando, bebiendo “teswino”
(bebida ritual de maíz fermentado), riendo, entre otras cosas.
Esta aproximación chamánica a la salud resulta muy
esclarecedora para occidente, puesto que para ellos la enfermedad es un
desequilibrio biopsicosocial y espiritual del mundo de vida, y esto requiere de
una labor ritual y comunitaria que busca reconciliar el vínculo roto o dañado
por el agravio que provoco la enfermedad. Al enfermo no se le cura extrayéndolo
de su comunidad (hospitalización), sino re-integrándolo a su comunidad
(sanación vincular). Digamos que los rarámuris tienen una visión ecosistémica
de la terapéutica.
Integración chamánica al campo psicosomático
De estas experiencias con simplicidad y profundidad de la
cultura rarámuri, es posible extraer aprendizajes psicoterapéuticos, puesto que
esta visión ecosistémica de la curación amplia la perspectiva occidental
centrada en lo orgánico, la disfunción y lo individual. Muchas perspectivas
psicoterapéuticas se encuentran aprendiendo e integrando la sabiduría indígena
al campo de la curación psicosomática.
En mi experiencia clínica como psicoterapeuta corporal
integrativo, he podido percatarme de la eficacia simbólica que tiene la
utilización del ritual, la danza, la percusión, la postura, el movimiento y la
voz, en el desbloqueo fisiológico de la energía, en la liberación de la carga
afectiva y en la reintegración de la personalidad, especialmente con la
habilitación de la capacidad de gozar somáticamente aquí y ahora.
El proceso corporal que se realiza en psicoterapia
corporal es potenciado por la experiencia chamánica de curación, puesto que
introduce un ámbito simbólico y gestual que da sentido y afectividad a una
labor que de repente puede resultar aséptica o simplemente mecánica. Mi propia
experiencia con el baile del “pascol” y de los “matachines” en la Tarahumara, o
de la capoeira angola traída de Brasil, sirve como técnica psicosomática con
efectos terapéuticos asociados a diferentes capacidades y dimensiones humanas.
De igual forma los rituales, el incienso, la percusión, los rezos, el ambiente
afectivo, los gestos, los cantos, etc, son facilitadores terapéuticos en el
proceso de liberación, resolución, integración y transformación psicosomática
de la neurosis.
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