domingo, 2 de mayo de 2010

Grounding. Dispositivo de desconstrucción del cuerpomente


Por Miguel Angel Pichardo Reyes

El grounding en la psicoterapia corporal
El grounding es una técnica diagnóstica y terapéutica propia de la psicoterapia corporal. Popularizada por A. Lowen, se ha convertido en una de las técnicas de postura corporal bioenergética mas difundidas. Reconociendo su influencia oriental, en particular del Tai-Chi con la posición de arco, el grounding o arraigo corporal ha venido envuelta de una mitología animista que da lugar a una rica metáfora energética que ayuda a darle sentido y efecto a esta particular postura.

En concreto, el grounding no es más que una postura corporal que consiste colocarse de pie, con las piernas separadas a la altura de los hombros y con las puntas de los pies apuntando hacia adentro, flexionando las rodillas, la pelvis suelta y la parte superior del cuerpo relajada. Esta postura, aparentemente tan sencilla es sólo el inicio de un proceso de intervención simbólica con el cuerpo y la corporalidad.

La intervención es simbólica porque se trabaja con la gramática del cuerpo, con el sentido y significación que tiene para el sujeto las sensaciones corporales. No podríamos decir que se realiza una observación del cuerpo (que sí la hay), sino que se realiza una escucha del cuerpo. De aquí que para el profano el ejercicio, en principio, no signifique nada, más que sólo un ejercicio físico, pero para el clínico tiene un valor diagnóstico y de tratamiento.

Hacia una clínica del cuerpomente
Ahí donde el ejercitante sólo percibe cansancio o sensaciones, el clínico escucha el cuerpo a través de la observación de los movimientos del pecho, las piernas, la pelvis, identificando las tensiones en el rostro, el cuello, la espalda, etc. La escucha clínica del cuerpo durante el grounding consiste en identificar rasgos de carácter a través de la postura corporal, la constitución, la organización bioenergética, los patrones de alteración somática, así como de los conflictos inconscientes que se expresan por la sudoración, la respiración, las sensaciones, la voz, el jadeo, y otros signos kinéticos que el clínico tiene que registrar.

Pero quizás su utilización más conocida es en el campo de la terapéutica, por ejemplo, para alcanzar una salud vibrante (cuando se entrena en la vibración y el abandono del cuerpo a las vibraciones), pero fundamentalmente para “arraigarse”. ¿Qué significa esto? ¿Arraigarse a qué, para qué, por qué y cómo? Para no caer en las confusiones que se han dado dentro de la psicoterapia corporal, vale la pena distinguir dos aspectos del grounding. El primero consiste en reconocer que alrededor de esta práctica existe una mitología, o si se quiere, un discurso metafórico con el cual se le explica al paciente la función y los beneficios de esta postura corporal. La segunda distinción consiste en desmitologizar el ejercicio para comprender la función propiamente clínica y terapéutica del grounding. De esta forma podemos distinguir entre la metáfora energética y animista del grounding, de su comprensión simbólica y psicológica.

Mitología y metáfora corporal en el grounding
Cuando hablo de mitología no lo digo en forma despectiva, muy al contrario, la mitología y las metáforas tienen una eficacia simbólica en las prácticas sociales, ya que dan sentido y generan vínculos identitarios. La mitología del grounding consiste en explicar el “arraigo” como una postura que vincula energéticamente a la persona con la tierra o “madre tierra” (Gaia, Pacha Mama, etc.), haciendo este contacto con el piso se pude tener un mayor contacto con la realidad materna. La energía de la cual se habla es sólo una metáfora muy útil para dar cuenta de la sensación de pertenencia y soporte, en este caso, la madre nutricia, amorosa y sustentadora del sujeto que se encuentra pisando su tierra. No es raro encontrar tales metáforas y mitologías en las culturas agrícolas amerindias, tales como el mito de los “hombres y mujeres de maíz” que se conoce entre las comunidades indígenas de Chiapas, entre otras comunidades y culturas.

Quizás no sea necesario resaltar a los pacientes que todo esto se trata de una metáfora y una mitología, pues lo que se busca no es formar teóricamente al paciente, sino hacerlo entrar en contacto a través de esta mitología-metáfora con los procesos inconscientes del registro simbólico de su corporalidad. De alguna forma, estas metáforas cumplen la misma función que tienen los cuentos en el proceso psicoterapéutico, pero en este caso, el cuento que se narra es sobre su propia corporalidad. La terminología que se utiliza también cumple un papel simplificador que facilita la comunicación y comprensión, tales como: “me encuentro muy desarraigado”, “no he entrado en contacto con la tierra”, “traigo un bloqueo energético en mis piernas”, “necesito descargar mi energía contenida”, etc.

La mitología psicocorporal tiene un gran beneficio sociocultural, en el sentido de que esta psicoterapia utiliza en la práctica clínica un lenguaje accesible y cercano a los pacientes de cualquier nivel socioeconómico y cultural, ya que también dicho lenguaje tiene una función de producción de sentido, y como veremos, cuenta con eficacia simbólica. En estos aspectos podríamos hablar propiamente de una Psicología Popular, y en esta medida, será necesario destacar los impactos político-ideológicos, ya que la opción política dista mucho de aquella psicología funcional y hegemónica de la adaptación neurótica del sujeto a la sociedad consumista, capitalista, narcisista y hedonista en la que se encuentra inscripto. En todo caso, la Psicología Pop tiene el cometido de coadyuvar en la liberación, emancipación y transformación psicosocial de los grupos y comunidades.

El registro simbólico del cuerpomente a través del grounding
El segundo aspecto, quizás el más difícil, es el que concierne a la función clínica y terapéutica del grounding más allá de las metáforas y mitologías populares, para ubicarla en el campo del discurso propiamente psicocorporal. En este caso, el grounding es un dispositivo de intervención clínica que actúa sobre el registro simbólico de la corporalidad. Esto es, el grounding se da en un marco clínico y psicoterapéutico que supone la delimitación simbólica del espacio, el vínculo terapéutico, la transferencia, el discurso del analista, los supuestos del paciente, las expectativas y creencias, así como la eficacia simbólica del discurso del analista, la cual se encuentra acompañada de gestos, procedimientos, metáforas, pausas, momentos, instancias, etc. En términos más específicos, el grounding no sólo es una postura, es sobre todo una situación clínico-terapéutica que trabaja en el nivel del discurso, la transferencia y el lenguaje, aún cuando este sea propiamente biofísico, siempre va a suponer la entrada a una escena simbólica sobredeterminada.

Se puede decir que el grounding es una técnica de iniciación, ya que a través de ella se introduce al sujeto a un campo simbólico donde se destaca a través de un discurso gestual y narrativo, la dimensión del imaginario corporal y las vicisitudes del proceso de significación y resignificación (elaboración simbólica) de aquello no dicho, o de lo presimbólico que esta por decir.

A través del grounding se busca que el paciente contacte con las sensaciones de su cuerpo, esto es, que logre experimentarse somáticamente, no tanto pensando sobre la sensación, sino experimentando físicamente la sensación-sentida. Por supuesto que esta experiencia sobre el cuerpo no es una experiencia virgen, es sobre todo una experiencia codificada de una determinada organización biosimbólica del cuerpo. ¿Qué significa esto? Pues que la “percepción experimental” de la sensación-sentida supone en términos básico, la unión entre los procesos bioquímicos y los procesos presimbólicos inconscientes. La organización bioquímica le corresponde una gramática con un mínimo de sentido, aunque aún no de significado. De hecho, el proceso de la psicoterapia corporal busca producir sentido ahí dónde sólo hay marcas biosimbólicas sin traducir.

La percepción de las pulsiones es el registro simbólico del cuerpo. Cada pulsión es significada parcialmente durante el proceso de desarrollo del sujeto a través del cual se construye una estructura que organiza el cuerpomente a través de patrones biosimbólicos. El grounding sirve también como una técnica desconstructiva de los discursos incosncientes que atraviesan el registro simbólico del cuerpomente y que afectan la estructura organizativa del sujeto.

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